Abisal es una instalación performática en la cual confluyen la danza butoh y la experimentación sonora. Un trozo de hielo suspendido a través de una red de pesca, nos recuerda los desastres ambientales ocasionados por el calentamiento global. Gota a gota cual tortura medieval, este gesto temporal y rítmico acompaña tres distintos momentos en el que la artista Aura Arreola se arroja a una exploración vocal-corporal para encarnar las insondables profundidades de la vida abisal. 

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Ninguna luz penetra en las profundidades de los océanos, la presión es además muy alta, aún así la vida encuentra formas de persistir en las condiciones más adversas. Algunos son llamados extremófilos, ciegos parcial o totalmente, la fauna que habita la zona abisal es capaz de producir luz (bioluminiscencia) o de agudizar su sensibilidad a los campos electromagnéticos. Con este imaginario, Aura Arreola se acerca a seres tan fascinantes como la bailarina española (Hexabranchus sanguineu), el diablo negro (Melanocetus johnsonii) o el calamar vampiro (Vampyroteuthis infernalis). La voz emerge como restos fósiles de una memoria multiespecie sumergiéndose en temporalidades y espacialidades caprichosas.