INTIMIDADES RADICALES
Colaboraciones intermediales y experimentación transdisciplinar para cuerpos, lugares y materialidades específicas.
Proyecto de investigación-creación por Aura Arreola, Posgrado FAD-UNAM
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Intimidades radicales es un proyecto que busca desasociar la intimidad de una noción arraigada a cierta interioridad subjetiva apolítica, alineada sin inocencia al sistema heteropatriarcal colonial-capitalista, para imaginarla en cambio como una micropolítica que valora la vulnerabilidad, el cuidado y el afecto en tres categorías: las relaciones con unx mismx, las relaciones con otrxs –no sólo humanos–, y las relaciones con el entorno. Es como arrancar a la intimidad de lo que la vincula con un derecho neoliberal de propiedad privada, y por tanto, de familiarismo1 para acercarla por medio de diversas prácticas artísticas a un estar común que se nutre de parentescos elegidos y configurados por afinidades, una erótica relacional en su pulsión vital reverberante. En otras palabras, fomentar una re-distribución de los afectos fuera de las convenciones heteropatriarcales, en favor de otras posibles configuraciones afectivas.
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Este proyecto se suma al deseo de un giro ontológico impulsado en mi lectura, por investigadoras como Donna Haraway, Anna Tsing, Karen Barad, Marie Bardet, María Puig de la Bella Casa, entre otras, para organizar las prioridades en tiempos problemáticos y repensar nuestras relaciones en todas las dimensiones posibles. Este giro a mi parecer, precisa de una revisión de nuestras nociones de intimidad desde las teorías del afecto, los feminismos y los nuevos materialismos:
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“Repensar las intimidades afectivas, por tanto, no se trata sólo de repensar las nuevas formas de las relaciones humanas dentro y fuera de los marcos institucionales, legales y convencionales; se trata de repensar, por ejemplo, las relaciones humano-animal, humano-planta y humano-materia (ver también Lykke, 2019; Puig de la Bellacasa, 2017).”2
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Intimidades Radicales explora espacios-tiempos que re-territorializan los afectos en la colaboración, el cuidado mutuo y el reconocimiento de la diversidad. Podemos trazar su origen en latín como raíces (radical), del interior (intimidad). Contrario a lo que puede asumirse, propongo plantar estas raíces del interior en una ontología relacional que desafía las nociones tradicionales de individualidad. Las implicaciones de estas nuevas suposiciones, representan alternativas concretas a la producción de la subjetividad colonial-capitalista (Rolnik, 2016). Considero que al constituir prácticas artísticas vinculadas a otras formas de intimidad, es posible acompañar el cultivo de comunidades específicas, quizá efímeras, que agudizan su sensibilidad hacia el entorno más que humano, y asumen respons-habilidades (Haraway, 2016) por el cuidado y la continuidad de la vida.
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Este proyecto se sitúa como una forma de producción e investigación artística sujeta a lo imprevisible del encuentro, a la práctica de una comunicación abierta y honesta, al tejido de afectos y efectos de fuerzas que dislocan el ideal de resultado definitivo, por algo con menos contornos y menos claridad (visual): campos de resonancias a la vez intensivas y extensivas.
Los cuerpos, los lugares y las materialidades que colaboran con estas piezas, están determinados por la afectividad y la contingencia. De esta forma, el proceso es una entidad dinámica y fluida, por tanto viva, que investiga y crea junto con los encuentros previsibles e imprevisibles que me interpelan. Para dar asidero teórico a lo ambiguo y abierto que precisa la contingencia, la colaboración y el afecto, he desarrollado cuatro líneas de investigación que se extienden como posibles poéticas de la intimidad.
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El sonido, la escucha y el silencio.
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El tacto, la materialidad y la colectividad.
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La palabra, la escritura y el diálogo.
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El afecto, la divergencia y el placer en su dimensión política.
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1 Para conocer más acerca de las relaciones entre propiedad privada, Estado y origen de la familia, sugiero revisar el texto de Anna Tsing: Unruly Edges. Mushrooms as companion species. En éste revisa la conocida tesis de Engels: el Estado ha fomentado los hogares basados en la familia, para garantizar las formas de propiedad privada, y la subsistencia de las élites; pero lo tensiona con los estudios de antropología feminista y no antropocéntrica para estudiar cómo los cereales y las mujeres, fueron confinados a la maximización de su fertilidad. Tsing inicia su ensayo con esta potente provocación: “La dominación, la domesticación y el amor están profundamente entrelazados. El hogar es donde las dependencias dentro y entre las especies alcanzan su punto más sofocante.” (Tsing, Anna. Unruly Edges. Mushrooms as companion species. Environmental humanities 1,2012.)
2 Kolehmainen, M; Lahti, A.; Lahad, K. (Ed). Affective intimacies. Manchester University Press 2022.